La rosca de Reyes es una tradición que tuvo sus orígenes en el siglo XIV, en países como España o Francia. Después de la llegada de los ibéricos a Mesoamérica, La Nueva España (México) adoptó esta tradición que se conserva hasta nuestros días. Para la fe católica representa el encuentro de los reyes de Oriente con el bebé Jesús, y por tanto, dentro de las roscas vienen escondidos “niños Dios” de plástico.
Sin embargo, en diversos estados de la República Mexicana, algunos establecimientos dedicados a la fabricación de pan le han dado un toque “más actual” a la emblemática costumbre.
La modificación resultó para algunos algo original, y han buscado los lugares en dónde las venden.
Empero, para organizaciones católicas fue una falta de respeto a las tradiciones y un ataque directo a la religión.
Eduardo Hernández, presidente del Frente Nacional por la Familia en el sur, afirmó que “se trata de un ataque a los valores familiares, es un ataque directo a la religión, porque están haciendo de lado a la sagrada familia”.
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